Noticias

Botox, alternativa para tratar la espasticidad

Texto y fotos de Cindi Islas

México, D. F., 18 de mayo (Mundo de Hoy).- El Botox o toxina butolinica es un medicamento que relaja los músculos en los que se aplica. Sin embargo, no sólo sirve para eliminar líneas de expresión, sino que también funciona para tratar casos de espasticidad —músculos tensos o rígidos y reflejos tendinosos, profundos y exagerados, que puede interferir con la actividad de caminar, el movimiento o el lenguaje—
 y en tratamientos contra el dolor, ofreciendo resultados sorprendentes.

La aplicación de este producto que no es quirúrgico se realiza con inyecciones locales e intramusculares, tarda unos 10 minutos y se hace en cualquier consultorio médico.

Al respecto, la doctora Lucía M. Allen Hermosillo, vicepresidenta de la Sociedad de Medicina Física y Rehabilitación, habla sobre la aplicación y funcionamiento de la toxina butolinica en casos de espasticidad.

—¿Cómo funciona el Botox para inhibir el dolor de un paciente?

—La toxina funciona principalmente como un bloqueo. Nosotros necesitamos un mediador químico. Un ejemplo: al preparar un café, le pongo una cucharada de Nescafé al agua caliente, coloco el mediador llamado ‘acetil colina’ y éste bloquea la toxina,  impidiendo que se disuelva el café  y que pase la “polución” nerviosa.

Este mecanismo de falta de liberación del mediador químico también se esta observando a nivel de las terminaciones dolorosas. Por eso se esta generando la aplicación en problemas de dolor, porque es la misma manera en la que actúa, inhibe la liberación de una vesícula que va a traer este mediador. En el caso de la espaticidad, actúa en la placa terminal, en donde  genera la respuesta muscular.

En el caso del dolor parece ser que son dos los lugares en los que evita esa liberación: uno en el ámbito de los receptores periféricos de las sensaciones —terminaciones nerviosas libres—, y el otro al nivel de la unión de esa neurona periférica con la del nervio central, en el asta medular posterior, en donde se unen las sinapsis que también requieren de mediadores. Al parecer actúan de igual manera e impiden que vaya la respuesta  y nos haga consientes del dolor.

En el caso del dolor, inhibe a que la vejiga se rompa y suelte la “acetal colina” (los mediadores químicos del dolor).

—¿Por qué decidió utilizar la toxina butolinica (Botox) en la terapias de rehabilitación?

 —Tengo 10 años de conocer y utilizar el medicamento. Creo ser una de las iniciadoras a nivel Latinoamérica, por lo que  estuve revisando. La experiencia ha sido increíble, sobre todo en niños. Tengo unos cuatro años en el aérea ortopédica y la inquietud de todo médico traumatólogo es hacer desaparecer el dolor.

Cada vez se está viendo que los dolores latentes, relacionados con problemas principalmente de columna, se están presentando de manera crónica sin tener relación directa con un problema anatómico, el cual con una operación se puede corregir; es decir, ya tienen un gran componente psicológico de estrés y ambiental, inclusive de alimentación como el síndrome miofascial.

A dios gracias, tienen una regionalización que se localiza en una parte del cuerpo (puntos anatómicos específicos que se pueden relajar). 

En niños, hay una enorme experiencia. Tengo la oportunidad de estar dentro de los grupos de manejo para capacitación. Este año se  plantea la posibilidad de abrir centros de  aplicación de Botox en el tratamiento de espasticida. Tamaulipas ya lleva dos centros abiertos, uno en Reynosa  y otro en Ciudad Victoria.

—¿Qué tiempo de respuesta se tiene tras haber aplicado el tratamiento?

—Es increíble pero en una semana se ven los efectos iniciales; al mes es cuando realmente el máximo beneficio que va obtenerse por la toxina se va a manifestar, y el doctor ya se da la idea de lo que va conseguir.

—¿Cuáles son los factores desencadenantes?

—La gama de detonantes es muy extensa y se están tomando en cuenta para tratar  a los  pacientes. El primero es el biomecánico (alteraciones de postura). Lamentablemente no se percibe hasta que nuestro cuerpo empieza a generar mucha demanda. Algunos ejemplos son: usar tacones, manejar mucho tiempo, cargar a los hijos, aumentar de peso y el sedentarismo, que propicia una deformidad  o desbalance mecánico.

El segundo son los problemas metabólicos (mala nutrición), como la deficiencia del magnesio, que también actúa como agente propiciatorio del trastorno.

—¿Existen factores genéticos?

—Realmente no se ha definido alguna causa específica hereditaria. Lo que sí pudiera considerarse de manera directa serían las funciones biomecánicas, como el acortamiento de una extremidad, donde el papá lo tiene y se lo pasa a su hijo, éste pudiera ser el factor agregado. Sin embargo, no sería una causa directa para que desarrolle el síndrome doloroso. Porque aún se desconocen  los motivos directos, los factores todavía son muy distintos.
 
—¿Cómo funciona en la “sialorrea”  o pérdida involuntaria de la saliva?

—Esa técnica la tengo muy limitada, porque debes trabajar con un gran equipo, como con un gastroenterólogo, un radiólogo, un terapista de lenguaje y un médico en comunicación humana. No es que no se quiera aplicar en este trastorno, pero hay otras técnicas que ayudan a la deglución de la saliva. A veces esta enfermedad se mejora con estímulo directo.

Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

Related Articles

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button